Triatlón de Pálmaces 2011

Buenas, es la primera crónica que hago así que espero que os guste.

A las 14 h salgo de Humanes con mi amigo Sergio del Club Triatlón Guadalajara hacia Pálmaces. Vamos en coches distintos porque el quiere quedarse luego a la cena, lo cual no me viene bien porque yo quería utilizar el viaje para preguntarle las últimas dudas y así llegar más tranquilo al triatlón. Cuando estamos llegando al empalme del pueblo me fijo en los árboles y en los trigos, parace que no sopla mucho aire, eso es buena señal.

Llegamos al pueblo a las 14:45, lo primero que hacemos es ir a por el dorsal. De camino al ayuntamiento vemos al resto de participantes y Sergio me comenta: ¡Que bicis y que cuerpos! contra esos no podemos competir. Ya en el ayuntamiento recogemos el dorsal, la bolsa de regalos y nos pintan el dorsal en un brazo y una pierna una cosa que siempre me había gustado cuando había visto triatlones por la tele.

 

Nos vamos a los coches y nos damos cuenta que no hemos dejado las zapatillas en la 2ª transición. Otra vez a subir al pueblo. En este trayecto me encuentro a los ¡veggierunners! Patri, Javi y Dani. Nos saludamos y Javi me ofrece su mono talla L porque el no va a competir. Le digo que vale pero que seguramente corra con el que he entrenado que es de Javier Apellániz y es una XXL que me queda grande pero como me he acostumbrado a correr con él lo prefiero (mi mono es una talla M que es la que utilizo para todo pero es que me queda excesivamente pequeño).

Una vez en los coches de nuevo bajamos las bicis y nos preparamos para ir al pantano. Casco, gorro, gafas, geles…¡que no se nos olvide nada! Llamo a la familia para ver por donde andan me dicen que ya estan cerca. Quiero verles antes de empezar porque me relaja y me supone un plus de motivación.

Bajamos al pantano para dejar la bici en la primera transición. En la cola de acceso nos miran la bici, los dorsales, …. Javi y Patri me vuelven a dar ánimos. Coloco todo minuciosamente para que sea fácil ponérmelo. ¡¡ya ha llegado la familia!! Mi hermana Ángela (3 años siendo vegetariana), mi cuñado Miguel (que no es vegano pero ya le meteremos en la secta), mi chica Cris (16 años de vegana) y nuestra hija Luna que con sus casi 16 meses es la vegana más especial. Me animan y me dicen que este tranquilo. Me voy al pantano. En la orilla no se si meterme y nadar un poco o esperar hasta el inicio. Me meto y nado un par de minutos. Salgo y esperando a la salida me parece que las boyas estan lejísimos. Por fin nos dicen que nos coloquemos en la salida (un par de boyas metidas 20 m en el agua).

¡Salida! Empiezo nadar todo lo fuerte que puedo pero es imposible, la gente me pasa por todos los lados (incluidos dos que me pasan literalmente por encima y me hacen aguadillas), codazos, piezazos, me tengo que parar 2 veces para buscar un hueco por donde poder nadar. El camino a la primera boya se me hace eterno, pero cuando la rebaso encuentro un buen sitio sin gente para nadar y empiezo a coger ritmo. Rebaso la segunda y ya enfilo hacia la orilla ¡que está muy lejos!. En este tramo puedo nadar agusto y a un buen ritmo.

Llego a la orilla y salgo con fuerza, subo corriendo la rampa hacia la 1ª transición. Miro el cronómetro ¡¡35minutos!! Que tiempazo con lo mal que me he encontrado nadando. Busco mi bici y no la encuentro menos mal que me orienta Cris. Mientras me cambio y me anima la familia veo a Dani que ha llegado un poco antes. Es buena señal eso es que voy con buen tiempo.